Entono al aire mirando al sur. Sur de los quilombos. Quilombos solucionables. Solucionables pero difíciles, independientes y miedosos. Miedosos por su futuro más que por su presente que aunque plagado de incertidumres, abunda en certidumbres. Certudimbres que si fueran tales con respecto al devenir realmente no habría inconvenientes. Inconvenientes que trancan. Trancan. Trancan. Trancan amores, dolores y olvidos de la más amplia acepción.
Pesadez, viento y calor. Polvo del valdío de enfrente de tu casa que
vuela y se te mete en los ojos. Corrés al baño a mojarte la cara. Abrís la canilla.
Te mirás al espejo como esperando que él diga lo que vos ya sabés. O al menos intuís. Te secás la cara con la toalla. Le hacés una mueca al espejo para arrancarte una sonrisa. Y seguis, no queda otra.
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