sábado, 30 de mayo de 2009

Días de Roche

Tengo enfrente una hoja blanca. Bah blanca no es porque tiene renglones azules y margen rojo (sin contar la tinta de la lapicera).
A ver veamos, son las dieciséis horas y cuarenta y cinco minutos del jueves veintiuno de mayo de dosmilnueve. (¿se escribirá todo junto o separado 2009?)
Ya empecé a escribir feo devuelta. Tengo que escribir lindo que sino no voy a conseguir novia (con lo de lindo me refiero a prolijo y no al valor intrínseco de lo que plasmo).
Ja, Jovan ya se levantó y se fue y eso que queda un rato de clase. A mi izquierda tengo una muchacha morocha que siempre se sienta sola, saca muchos apuntes, tiene muchos bolsos y un poco de cara de antípática. A mi derecha tengo a Gonzalez. Compartí práctico con ella el año pasado, nos llevamos bien, es re simpática. La pantalla del proyector que está cerca de mi se ve re mal, tiene un temblequeo y se ve re oscuro.
"¿Che, joaco que escribís?, sacá apuntes nabo y dejá de mutar". Luego de éste breve cuestionario y con una finta digna de Silva Cantera (ojalá alguien lo conociera) me saco a Gonzalez de arriba (por pocos segundos) para que me deje en paz para asi porder pensando en un electrodoméstico mientras en el fondo del mate queda la resonancia de uan canción que en este mismo dia CXnosecuanto transmitió por milésima vez.


Días de Roche
Días derroché

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